lunes, 5 de agosto de 2013

GIBRALTAR, ¿es éste el momento?

Gibraltar, territorio británico de ultramar. Uno de los dieciséis integrantes de la lista de territorios no autónomos de las Naciones Unidas bajo supervisión de su Comité de Decolonización ...

Este es, en conclusión simple, el resultado y consecuencia a día de hoy (sigloXXI) de la personal ambición de un rey felón, Felipe V, que con su firma del tratado de La Paz de Utrech, vendió al reino británico la tan disputada roca, inserta en pleno territorio español y en el corazón de todos nosotros. Una herida abierta, dolorosa y humillante, desidia personal de este rey extranjero (como casi todos cuantos nos han gobernado hasta ahora).

Tratado de Utrech. Cesión de Gibraltar a Inglaterra.
Artículo X. 13 de Junio de 1.713:

"El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno" .

Las reales traiciones a España han venido siendo habituales hasta el mismo presente.

El abúlico y desinteresado Carlos IV , primero, y su cobarde descendiente Fernando VII, después, regalaron en bandeja de plata nuestro apetecido territorio hispano al alienado imperialista Napoleón Bonaparte, (sin siquiera dar las gracias, acaso a cambio de sus propias vidas), quien puso al frente de su nuevo reinado satélite al botarate, díscolo y al parecer también borrachín José I, nuevo rey de las Españas. Como tenemos siempre muy presente, tan sólo debemos su liberación a una sucesión de hechos heroicos, conseguida ésta por la  múltiple sangre derramada y por la exclusiva voluntad de nuestro sufrido Pueblo (nunca por la observadora y pasividad curiosa -desde sus respectivos sillones-, de sus verdaderos obligados custodios reales).

Y en nuestra propia contemporaneidad, se dice, se rumorea, existen muy firmes dudas, de si  en el último bochornoso "golpe cuartelero" del llamado "Tejerazo", hubo implicación monárquica, o no (véase: entrevista de El Mundo a García Trevijano; y léase "Recuerdos", de Sabino Fernández Campos, por ejemplo).

... Y siendo todo ello grave, muy grave, no deja de ser sorprendente y hasta muy inconveniente, el momento elegido, el aparente motivo desencadenante y desde luego las medidas diplomáticas tomadas.

Es incluso, diría yo, hasta insultante para la inteligencia media del "español de a pie". En estos precisos momentos estivales y de vacación general, con un obscurísimo horizonte inmediato para el Gobierno y su partido, muy comprometida, jurídicamente, su cúpula directora y muy dependiente de la voluntad de un presidiario. Este asunto de Gibraltar, sin negar su indudable importancia, "no toca ahora, no, no toca". Ni toca, ni se nos engaña ya tan fácilmente como en otros penosos tiempos franquistas.

Ahora tenemos pendientes asuntos más inmediatos que aclarar,  temas más comprometedores para este grupo neoliberal que nos margina, que nos castiga impía y tan injustamente, que "hace muy sucias trampas" para alcanzar y pretender mantenerse en el poder, un poder arrebatado a las urnas arteramente, con subterfugios y apoyos espúreos e ilegales por los grupos de siempre (el poder económico) y en pago a concesiones arbitrarias, a privilegios especiales y componendas y nepotismos múltiples.

No, señores del Gobierno, no, ya no os vale, no os sirven las maniobras de distracción. Nuestro Pueblo ya no es súbdito de nadie, por mucho que aún y para nuestro oprobio, lo diga una ya arcaica y desactualizada Constitución. El nivel intelectual de nuestros conciudadanos es parejo al del resto de la Unión Europea. Nuestras aficiones personales son mucho más moderadas y condicionadas que en el pasado; se han incrementado, estadísticamente de forma considerable, nuestro interés e inquietudes políticas.

En una palabra, estamos expectantes, vigilantes del correcto cumplimiento de las leyes de nuestro país. No os vamos a consentir más arbitriariedades, no más abusos, no más robos al Estado, nunca más aceptaremos vuestras mentiras, vuestra prepotencia vacua, vuestros privilegios de clase.

Estaremos bien despiertos y alertizados, pendientes de cada paso que deis, procurad poner la máxima atención, "pisad bien derecho", al menor error nos tendréis encima, pues a la postre será nuestro Pueblo quien sancione vuestras acciones ... y no habrá perdón para vuestras culpas ... con nuestras armas de siempre os venceremos:  con la razón.






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