jueves, 10 de octubre de 2013

TRANSICIÓN ESPAÑOLA Y REFORMA POLÍTICA

La conocida Transición Española, al final no parece resultara tan exitosa como a muchos les interesó y siguen interesados en tratar de demostrar.

En primer lugar, la Transición Española, también denominada "pacto democrático", no fue tal pues para serlo efectivamente, los que la suscribieron debieran haber sido demócratas ...y una parte , la más fuerte, al menos no lo era.

La ortodoxia política nos dice que para transitar desde una dictadura a una democracia es preciso se cumpla con la previa y necesaria ruptura política, y ésta no se produjo.


Tampoco hubo plural equipo ministerial de transición y mucho menos referendum preguntando al Pueblo Soberano qué sistema de gobierno prefería.

Para hacer posible el acuerdo a las "negociadas" fórmulas de la Transición hubo que renunciar a demasiados principios "sagrados", traicionar eternas ideologías, olvidar imborrables  agravios.

La desazón y el miedo, a la muerte del Dictador, no debieran haber justificado jamás tanta cesión. Este miedo, por cierto, siempre alimentado por muy concretos intereses de los poderes fácticos, verdadero terror al advenimiento de otra guerra civil, creado y estimulado con constancia durante los cuarenta años de dictadura.

Pero, ¿cómo es posible pasar de una dictadura a una democracia sin pedir responsabilidades por tantos derechos pisoteados, incluso desde el mismo espúreo origen, ilegítimo, del Régimen?.

¿Qué habría contestado el mundo si se hubiera pasado del nazismo a la democracia sin reclamar responsabilidades, sin juicios, sin el desmantelamiento de las instituciones nazis, sin ni siquiera una comisión de investigación para dirimir los delitos de sangre?.

Es por esto, porque este proceso no se ha producido aún en España, por lo que nuestros gobiernos supuestamente democráticos llevan esta gravísima mácula a sus espaldas ...los asesinos, culpables de este holocausto español, han desaparecido cómodamente, impunes en sus respectivas camas (como su propio líder, Franco), sin juicios, incólumes, prepotentes y recompensados y que durante todas sus vidas conformaron parte integrante de la sociedad española ... aún algunos siguen vivos ...

No, no es posible fundar una democracia sobre los rescoldos, sobre los muertos, sobre los injustamente presos, sobre los marginados, represaliados, los condenados a trabajos forzados y los propios desaparecidos, contados por decenas de miles. No, no se puede.

El referendum sobre la Ley para la Reforma Política (15.12.76) se aprobó gracias a la gente desinformada, al miedo a otro levantamiento militar. Este referendum careció de las mínimas garantías internacionales, se celebró sin al menos el apoyo, cierto, de las democracias europeas.

La gente (aún no ciudadanos) votó como siempre hacía, votaba a quien más salía en televisión, a la voz del poder, a quien le provocaba menos miedo. Tan manipulados todos que muy pocos tenían consigo el futuro por terror a una más que pausible debacle.

El recién legalizado Partido Comunista, llamando a la "reconciliación nacional" que suponía igualmente una ley de punto final, aceptando lo que nunca habían defendido, la misma bandera que hacía ondear el dictador, el mismo himno de la dictadura y las condiciones que impusieron los vencedores, a cambio de la amnistía general, tanto para el propio Partido Comunista como para falangistas y otros fascistas. Amnistía para todos los delitos cometidos durante cuarenta años de Franco y de los franquistas.

Una amnistía a la que se sumaron todos los demás partidos, todavía clandestinos.

No puede resultarnos, por tanto ahora extraño, que se nieguen a pedir, ni siquiera a aceptar, que nadie inicie una investigación sobre los muertos del franquismo, sobre estos desaparecidos en las cunetas.

De España se ha dicho es un país sin memoria, pero España sí que tiene un pasado, un pasado pleno, con anales dichosos y la mayoría desafortunados (sobre todo para los de siempre, los desharrapados, los proletarios, el Pueblo llano, el casi siempre sometido, el humillado). El pasado de España, su historia, la verdadera y cierta, no la oficial, la manejada, también como siempre, por los poderosos, por nuestros ambiciosos e injustos dirigentes, es la que es, para bien y para mal: Imperial y poderosa, pero también cainita y vengativa. Pero de estos desgraciados y horrendos episodios no nos  podemos olvidar. Ni olvidaremos, ni perdonaremos, no tenemos derecho a hacerlo.

Para muchos la Transición Española fue ejemplar, modélica, civilizada, y lo que para la mayoría ha resultado es una incomprensible concesión, una inmerecida, irresponsable y humillante traición.

Y ahora ...¿quién amnistiará a los amnistiadores? ...

Como bien dicen León Gieco y Víctor Heredia:

     "Todo está cargado en la memoria,
       arma de la vida y de la historia.  
      
       La memoria apunta hasta matar
       a los pueblos que callan
       y no la dejan volar
       libre como el viento".

Hay que exigir justicia, justicia para que alguien pueda luego recordar tantos nombres "olvidados".

¡Hagamos memoria!, recordémosles con orgullo, sin miedo y sin pudor.

No es venganza ...es reparación y reconocimiento, lo merecen ...por ellos, pero también por nosotros mismos...

Gritemos por todos aquellos a quienes no se lo permitieron y reclamemos, con toda firmeza y razón, su más justo legado.