viernes, 30 de mayo de 2014

¿FRENTE AMPLIO A LA VISTA?

Se me pide impresión personal sobre los resultados del pasado sufragio al Parlamento Europeo.

Mi análisis político, carente desde luego de sofisticados ni matemáticos métodos, se limita a lo básico, a lo evidente, a lo prácticamente incuestionable.

A pesar de la sencillez de su interpretación, de lo palpable de sus respectivos y aún sorprendentes, incluso escandalosos escrutinios en cada país producidos, éstos resultados han descolocado, por una u otra razón, a "tirios y troyanos" por lo inusitado e impredecible.

La verdad es que por primera vez desde la creación de nuestra sociedad continental (este mercantilista club comercial), sus pobladores, gobernados por tan "cualificados dirigentes" se han tomado el mínimo pero inesperado interés que la propuesta electoral ofrecía para darnos, esta vez sí, exacto reflejo del auténtico estado de ánimo general que nos invade, para mostrar al mundo nuestro hartazgo, ya en su límite; el justificado y absoluto descrédito que la actual y elitista clase política nos merece; el rechazo visceral que nuestros gobernantes nos provocan, dando nítida y adecuada sanción a tantas y tan dañinas disposiciones que desde la denominada "Troika" europea han infligido a nuestros respectivos países.

Desde décadas, por otro lado, en los más veteranos estados democráticos europeos y más recientemente en nuestro ibérico territorio, el bipartidismo político ha venido imponiendo una aparente inalterable alternancia en sus gobernanzas respectivas, excepto en los más cercanos tiempos con el peculiar caso teutón en su particular y dispar coalición neoliberal-socialdemócrata (ahora tan perniciosamente preconizada como imprescindible conveniencia para el Parlamento Europeo por destacados y orondos vigentes, pero también ya caducados, prebostes políticos).

Los allegados a esta extraña nueva familia dirigente germana, en realidad ni son tan distantes, ni representan rivalidad ideológica práctica, no en balde lo supieron ver en su tiempo los precedentes partidos socialistas europeos, recalcitrantes resistentes a la entrada del SPD alemán a la Internacional Socialista (puerta que ayudó a abrirles, subyugado y agradecido, nuestro ínclito compañero "Isidoro", deudo de su mentor y amigo Willy Brandt).

Es precisamente por esto, por su gran semejanza ideológica y por sus confluentes típicas creencias de preponderancia genéticas (Alemania, pero incluso también Reino Unido) que pueden, con verdadera facilidad, llegar a los consensos que les sean precisos entre sus respectivos más potentes partidos políticos, logrando así un más fluido gobierno en sus territorios caso de considerarlo necesario -flema anglosajona, semejante en ello a la teutona- (lo peor es que hasta "algunos/as" llegan a creerse también dueños y señores del resto del territorio continental).

Lo cierto y positivo en nuestro caso español, es el atrayente nuevo mapa político que nos ofrece esta novedosa perspectiva con la ruptura de tan degradante, abúlica e inmovilista dicotomía partidaria en el poder, que preveo por cierto prolongada y hasta posiblemente irreversible. El daño sufrido por ambas organizaciones (PP y PSOE), merecidísimo y consecuente a sus aberrantes y nocivos respectivos gobiernos, son históricos e irremediables, entre otras causas porque, y a la vista de todos está, han quedado obsoletos y al margen absoluto de la sociedad que pretenden dirigir y de sus necesidades reales.

Se oye no obstante y con insistencia claramente interesada, que el bipartidismo ofrece muchas más ventajas que perjuicios, que hace mucho más gobernable un país. Esto, claro, lo aseguran los hasta ahora grandes partidos. En verdad pretenden enmascarar su más cierta intencionalidad: lograr justificar una mayor autonomía de acción política, airear sus mayorías absolutas como aval suficientemente justificado a sus siguientes y seguras tropelías legislativas, creyendo haber conseguido, con dichas mayorías, una auténtica "patente de corso". En "román paladino", prefieren un Pueblo pacificado, sometido a la omnipotencia del voto democrático, por tanto, obediente a sus aceptados designios, dócil y manipulable por decisión de la indiscutible palabra dimanante de las urnas populares.

Pues bien, ante la nueva realidad, estas truculentas argucias no les valdrán, se verán obligados a cambiar de estrategia, a alborotar sus respectivos "cotarros" y desarmar sus andamiajes ...pero creo que sus tiempos ya han pasado, no llegarán a tiempo, su credibilidad ha prescrito, RIP.

Es, entonces, éste el momento preciso, el idóneo para la verdadera izquierda política española, ahora que nos reclama nuestro Pueblo estamos obligados a salir a la "palestra" a ofrecerle nuestra verdad, a explicarles que sí que es posible conseguirle y conseguirnos un mundo mejor, un mundo más justo, más humanizado, más sostenible y más feliz.

Tendremos que convencer a nuestros convecinos, a nuestros confraternos hermanos, que juntos podremos alcanzar los ideales perseguidos por tan nobles ideologías, que podremos lograr, al fin, una más consolidada sociedad del bienestar, más segura,  más libre y perdurable. 

Pero para ello hemos de renunciar a ciertos resquemores, a pasados enfrentamientos dialécticos, a dolorosas fracturas personales.

Los auténticos titulares de la activa y pujante izquierda política española han de fundir sus banderas en una sola, nos lo demanda la ciudadanía, hemos de ocupar el liderazgo indiscutible de su partidaria ideología básica ...NO LES DEFRAUDEMOS ... también nosotros.













jueves, 29 de mayo de 2014

TRÁNSITO DE UN SOCIALISTA Y ECOLOGÍA, O ECOSOCIALISMO

"El Ecosocialismo es una doctrina política surgida a finales del siglo XX que integra las ideas del socialismo y del ecologismo.

Los ecosocialistas piensan que el capitalismo es un sistema inherentemente dañino, tanto para la sociedad como para el medio ambiente.

A menudo se denomina rojiverdes a los ecosocialistas: defienden políticas verdes desde una óptica claramente anticapitalista y muy frecuentemente inspirada por el marxismo. Se desmarcan de la mecánica de la "economía neoclásica" de una manera más firme que otros verdes, y apoyan con más vehemencia la "justicia social" como la primera meta de la política, viéndola como una llave para otros objetivos."

"El término Ecosocialismo pretende unir dos palabras -ecología y socialismo- para crear un nuevo significado, un concepto diferente, un pensamiento cargado de reflexión, de análisis, de crítica y también de utopía.

El eco de la primera parte de este neologismo alude al oikos, a la casa humana, es decir: a la Naturaleza y a la Sociedad, a la relación del ser humano con la Naturaleza.

La prioridad de este oikos en el nuevo término, subraya, de entrada, la centralidad de los problemas ecológicos en cualquier reflexión sobre un proyecto social global. La segunda parte de este nuevo término, socialismo, remite a un proyecto social que pretende trascender al capitalismo, instaurando una sociedad más libre, justa e igualitaria. Sin embargo, el que se le coloque después del eco significa que ese socialismo quiere ser diferente y subordinado al cuidado del oikos.

El eco se remite a lo que es (al oikos que habitamos), en cambio socialismo apunta a lo que no es pero debe ser (a la utopía); la palabra ecología alude a problemas, desastres, crisis ambiental; socialismo quiere significar a una sociedad capaz de superar los problemas (sociales y ambientales) que el capitalismo no puede solucionar. El ecosocialismo quiere plantearse como una propuesta de solución global de los problemas ambientales y como una alternativa al capitalismo." (De Wikipedia)


Transcribo, en su literalidad, oficial definición del Ecosocialismo, ideología no siempre bien entendida y muchas veces intencionadamente mal interpretada.

Reconozco mi personal desconocimiento de esta nueva doctrina política hasta muy recientes tiempos.


Mi formación filosófico-política deviene del más común de los recorridos por los pensadores sociales: Platón, Rousseau, Marx, Engels, Bakunin, Lenin, Trotski, Mao, etc y por sus más reconocidos interpretadores:Gramsci Haneker, etc.

 Por esta razón y tras múltiples recapitulaciones personales de identificación ideológica, milité, desde mi juventud más temprana, en el Partido Socialista Obrero Español.

Durante la llamada "Clandestinidad española" compartí riesgos personales con inolvidables y muy entrañables compañeros de viaje. Sufrimos, juntos, incomodidades múltiples y variadas.Nos vimos violenta y frecuentemente enfrentados con activos y agresivos miembros del SEU univesitario. Recibimos alguna que otra dolorosa advertencia física de las "grises y cabalgantes" Fuerzas del Orden Franquista, cuando no, nos las hacían reconocer en "privado", en sus "confortables" salas debidamente "decoradas" al respecto.Viví, participé y compartí, éxitos históricos (aunque fugaces)-entre otros, del mayor triunfo de la historia del socialismo español: Elecciones Legislativas de 1.982-.

Pero también resistí a muy dolorosas e inimaginables traiciones, incorporación de España en la OTAN, renuncia del PSOE al marxismo, la profunda laminación del Estatuto de los Trabajadores, y varias otras incomprensibles medidas protagonizadas por un equipo dirigente socialista en el Gobierno de España, eso sí, con la corresponsable respuesta de varias huelgas generales y manifestaciones populares multitudinarias, impensables medidas para este "supuesto" mandato de la ¿izquierda política española?. 

Todo este gravísimo daño causado por nuestros propios, para algunos nos resultó irreversiblemente imperdonable y seguidamente se produjo una profunda y extensa serie de dimisiones (desde las mismas directivas del partido) entre las que figuraban muchos de mis más respetados y afines compañeros de ideología (yo mismo incluido, naturalmente).

Tras el transcurso de varios años "anclado en el dique seco político" activo, me llegan ecos de renovadores estímulos generados desde otras nuevas y limpias organizaciones partidistas.

Especialmente oigo algunos elogios, aunque dispersos, alrededor de un innovador, fresco y muy animoso partido: EQUO.

Según se me informa, lo han creado unos entusiastas defensores del Ecosocialismo. Tras lograr contactar con su por entonces portavoz en Alcorcón (mi lugar de residencia) y tras instarle, a él y al resto de sus compañeros -que me presenta-, me aclaren mis razonables dudas al respecto de la ideología oficialmente declarada de su organización, se me asegura se trata de un partido ecosocialista.

Es tan solo a partir de entonces porque me intereso en conocer y distinguir las efectivamente notables diferencias ideológicas entre la socialdemocracia (ya generalmente aceptada como la más natural izquierda occidental) y el ecosocialismo. Después de un subsiguiente y minucioso estudio del tema, asumo, satisfecho, plenamente convencido e identificado, este otro ideario tan humanista, tan lógico, tan sostenible, pero también tan netamente mejorado respecto del socialismo clásico, tan deteriorado además tras la conversión en burguesa y muy sosegada socialdemocracia de despacho.

Desde entonces me he sumado, gustoso, a la cooperación voluntariosa militante en EQUO (dentro de mis ya escasas posibilidades cronológicas). Pero últimamente creo registrar alguna aparente ambigüedad en la definición política que supuestamente corresponde a tales siglas partidistas, en contestación y frente a muy concretas preguntas generadas desde distintos medios de comunicación.

Me inquieta, me desasosiega muy sinceramente, la posibilidad de haber podido repetir un nuevo error en mi elección de representación política después de haber, convencidamente, interiorizado este más atrayente, positivo, durable y perfectamente viable método, capaz de transformar nuestro tan desastroso, indeseable, deshumanizado y mercantilista mundo capitalista.

Cualquiera de los más básicos razonamientos me llevan a confirmar la obligación fundamental que cualquier partido político que se precie tiene que cumplir con absoluta prioridad: su declaración oficial inequívoca en cuanto a la ideología política que abraza y defiende.

No es posible, carecería de toda lógica, la existencia de ninguna organización partidaria con indeterminación ideológica.

Me resultaría fundamental que, amén de la ratificación pública de EQUO como partido Ecosocialista, no se tratase nunca de enmascararlo, y que por ende y en mi opinión, por conveniencia de la propia Organización, se divulgase, se difundiese ante cualquier propicia ocasión futura. Aunque parezca mentira, muchos de mis compañeros (además de yo mismo), dudan de si se encuentran en un partido "verde", o si están afiliados a un grupo de los muy honrosamente denominados "rojiverdes" ...

miércoles, 21 de mayo de 2014

OMINOSO Y CULPABLE SILENCIO

Nos viene a resultar ya, clásico y recurrente, decirnos en charlas de café y mesa camilla, de las nocivas influencias que los grandes lobbys empresariales han llegado a alcanzar sobre los gobiernos nacionales de nuestro occidente actual.

Son coloquiales, cotidianos, los comentarios irrebatibles y unánimemente aceptados de que: "quienes realmente dirigen y disponen de bienes y haciendas en las gobernanzas estatales son, o se deciden, desde las altas direcciones de las potentes multinacionales que invaden uno y otro país mercantilizado por ellas"; que "los distintos equipos ministeriales de turno quedan relegados a meros invitados de piedra, o son transformados en frágiles y dóciles marionetas al exclusivo servicio de tales élites mercaderes".

De sus nefastas consecuencias sabemos demasiado bien en los diferentes países europeos, muy agudizadas éstas en nuestros más contemporáneos tiempos, sobre todo los ubicados en su cono sur.

Como vamos observando, estas macrocorporaciones, de intereses privados, no se limitan (como antaño) a la manipulación individualizada y progresiva de los supuestos Estados de derecho, sino que sus redes interferenciadoras gubernativas han logrado expandirse alrededor, entre otras, de la globalidad europea, abrazando con sus prolongados y poderosos tentáculos todo su perímetro territorial.

Estas colosales y pantagreólicas organizaciones empresariales, en el impune imperio de su omnímoda influencia, logran el subvertido acatamiento de los países miembros de la Unión continental, en el estricto cumplimiento de cada uno de sus permanentemente insatisfechos y desaforados egoísmos, imponiendo su particular interesada ley, o variables caprichos de mercado.

Pero también nos es de todos conocido que, si la ambición personal es ilimitada, las hambrientas y fagocitarias fauces mercantilistas de las robotizadas, asentimentales, y por tanto deshumanizadas entelequias empresariales occidentales jamás saciarán sus crecientes apetitos. Son éstas las ineludibles e imperecederas reglas básicas del juego del llamado Sistema Capitalista.

Pues bien, en las críticas, cruciales diría yo, circunstancias presentes; a la inminente vista del siguiente sufragio popular europeo, en su ya postrero ciclo de campaña electoral española y tras oir los esbozos argumentales (hueros y a grito pelado) de los unos y de los otros aspirantes a su máxima representación hispana, tan solo unos muy pocos "avisados" comprobamos un tácito y común, culposo silencio general, respecto a un muy destacado y fundamental tema: las negociaciones, que con celeridad sospechosa, se vienen desarrollando desde las más elevadas instancias intercontinentales, ergo, el llamado "Tratado de Libre Comercio entre la UE y EEUU".

Este interesado y ominoso olvido informativo, esta intencionada ocultación resulta imperdonable, inconcebible e irresponsable entre "voceros" de tan supuesta alta alcurnia política. Solo hemos podido escuchar, sobre tan trascendentales intenciones y clamando en el desierto, o casi,  a unos pocos y muy especiales candidatos ...

Este gravísimo descuido informativo nos muestra visos de olvidados  nefandos pasados, de acorazados, de ya rancios autocráticos oscurantismos, en este caso también aparentemente dimanados desde las cúpulas del poder institucional ...¿porqué?.

A pesar del unánime acallamiento de los medios de comunicación al respecto, son sin embargo diversas las opiniones en contra de tal acuerdo comercial, resultan coincidentes en pronosticarnos muy serios y flagrantes riesgos en nuestras poblaciones tras su firma y puesta en marcha: "las multinacionales escaparán al control del poder político".

La Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP -siglas anglosajonas) prioriza, con exclusividad, los supuestos beneficios económicos resultantes del referido y ambicioso (nunca mejor dicho) macroacuerdo intercontinental.

Los diferentes equipos negociadores se regocijan anticipada y premeditadamente de sus respectivas luminosas gestiones en favor de tal proeza, de su vital e insustituíble aportación a tan irrepetible e inimaginable construcción del tan halagüeño, del tan libre y ventajoso avanzado mercado global que les preparan a sus protectores ... y siempre a la lógica espera consecuente y recíproca de los merecidos parabienes que sus insignes mandatarios, en la sombra, les otorgarán en justo reconocimiento.

Las propuestas actuales, objeto de este tratado (aún frescas en su todavía borrador), concederán a gobiernos y empresas extranjeras una mayor oportunidad, incluso, de influir -ahora sería de forma oficializada- en la opinión pública, tanto en nuestra UE, como también en EEUU.

Existen, no obstante, ciertos grupos y muy escasas fuerzas políticas en los foros europeos que nos advierten y alertan sobre sus muy significados riesgos, medioambientales, sanitarios y de seguridad alimentaria para los consumidores, tras la firma de este documento filtrado (pues no se ha formalizado, oficialmente, todavía).

Este tratado supondrá una clara retrotracción de la vigente normativa europea, reguladora de la comercialización de bienes y de servicios, viendo incrementados los recortes de nuestros derechos sociales, laborales y ambientales.

La futura toma de decisiones europeas se hará entonces, necesariamente, más acolegiada y mercantilista, eludiendo, como ya hemos dicho, el imprescindible control democrático.

Socialdemócratas y neoliberales europeos se alinearon en la oposición de la paralización de este acuerdo que supondrá la eliminación de barreras normativas y económicas para las relaciones comerciales entre los dos continentes. Es decir, se impondrá el "todo vale" en aras al puro beneficio económico y a expensas de las previsibles indeseables consecuencias para los respectivos ciudadanos, europeos y estadounidenses.

Me permito ahora recordar, pues es de razón, que tan solo las intervenciones de la Izquierda Unitaria y el Grupo de los Verdes, han sido las únicas discordantes voces representativas registradas en el Parlamento de la Unión Europea, contrarias a dicho macroproyecto comercial.

Esta destacadísima y trascendente información sobre las negociaciones referidas, insisto, no las he podido escuchar de boca de ninguno de nuestros partidarios candidatos españoles a las elecciones europeas de entre la aturdidora y avasallante barahunda de "cacareos" propagandísticos recogidos hasta ahora, salvo la excepción, única y honesta, muy reconocible y destacada, de los electos aspirantes propuestos por EQUO (integrantes de los citados Verdes Europeos) y que tan merecidamente -a diferencia de otros- se presentan al siguiente sufragio continental con la enseña "Primavera Verde".

Os sugiero la conveniencia de dedicar una especial atención optativa hacia este nuevo y pujante ECOSOCIALISTA partido político español.








viernes, 16 de mayo de 2014

ODISEA DE LA IZQUIERDA

Nuestra denominada Historia Moderna nos revela puntuales y destacados hechos protagonizados por muy significativos y exclusivos personajes, seres humanos, mujeres y hombres únicos que empujaron nuestro mundo conocido hacia las más evolucionadas y modernas sociedades.

Descubridores, químicos, biólogos, astrofísicos, ingenieros, matemáticos,
pensadores insignes, fueron moviendo nuestra esfera armilar en la objetiva dirección del progreso humano, pero a la vez también este proceso nos ha reportado otros nefandos especímenes de muy contrario signo.

La izquierda política internacional pero también española, han venido sufriendo, a mi parecer, un importante deterioro, o desvarío ideológico causando un enorme y confiemos aún reparable daño en las clases más desfavorecidas de esta sociedad (la al parecer ya desaparecida clase obrera).

Su palpable declive está siendo largo pero progresivamente firme, sostenido e "in crescente".

El enemigo ideológico de la izquierda se nos mostraba típico y evidente en nuestros inmediatos pasados lustros, pero ha ido aprendiendo del enmascaramiento y de la apariencia necesarios para fingirse, ahora, y a pesar de su epidémica demostrada corrupción, un pundonoroso y respetable rival; envistiéndose del más lucido traje de adalid de "pandereta", del máximo defensor de la justicia social y de la mayor de las comprensiones civiles.

Pero en realidad sus representantes no son sino imitadores fieles de sus homólogos "mayores" en nuestra Europa de la Unión: flagrantes protectores del privilegio de clases, del mantenimiento económico de los poderosos y de sus no muy limpios mercados.

Es decir, no son sino meros cocineros del neoliberalismo más rancio, divulgadores domésticos y clásicos de la "Razón Pura" kantiana.

Pero amén de las inocultables y muchas veces inevitables causas y ciclos históricos, influyentes directos de tan grave retroceso ideológico, también aprovechan toda voluntarista oferta de agradecidos e inicuos traidores, otrora ídolos de barro devenidos a tristes denostados fantoches sociales.

Aparentes "iluminados", aún vivos de entre aquélla manipuladora cohorte tratan ahora de volver por sus fueros (no se sabe por cuántos "puñados de lentejas") a proponernos con insistencia claramente sospechosa, la inevitabilidad conveniente, por nuestro mejor bien general, el "ayuntamiento" de los precedentes más "seguros" partidos (PP-PSOE).

En realidad, tan capciosas sugerencias, originadas por los mercenarios de siempre pretenden con ello, además de seguir ostentando el poder manipulador, lograr el mayor menoscabo y división de las verdaderas fuerzas enemigas, la irredenta izquierda activista.

"O con nosotros, o el caos", ese es el lema adoptado por tan impresentables y burdos voceros, por tan perniciosos intelectualoides y politicastros. O asumís nuestra inteligente y sesuda solución, o vamos derechos hacia el irreversible desastre.

Tan peregrinos, aberrantes y alucinados consejos tienen, claro, sus clásicos orígenes y objetivos: desarmar, adocenar y seguir domeñando en suma, a esa peligrosa, airada y todavía en demasía, aguerrida izquierda española. Acostumbrarla, de nuevo, al sometimiento civil, a la clasista sojuzgación, a la autoculpabilidad inconsciente, a la postrera aceptación del "porque sí", a la renuncia final ...

Compañeros/as, no admitáis esta burda trampa de la concordia necesaria por nuestro propio bien, ni nos resultaría común, ni mucho menos se conseguiría concordia alguna. Tened siempre presente la fortaleza de la razón, el poder de la unión de nuestras sólidas voluntades; haced como Ulises en aquélla homérica "Odisea", tapaos los oídos, desoid estos engañosos "cantos de sirena", rechacemos de plano obscenidades tales. 

La "Lucha de Clases" sigue plenamente vigente, el dialéctico y democrático enfrentamiento político nos deberá retornar a perdidas parcelas de bienestar social y a un más atractivo horizonte vital para la mayoría.

No renunciéis a nuestro  ideario fundamental, persistamos en la lucha, no abandonemos el frente de batalla. Si algunos os decepcionan, otros os estamos esperando con la fe que no perdimos, que nutrimos a diario.

Registrad a vuestro derredor, sí que hay salida, sí que todavía existe esa opción política con la que identificaros. Sí, ya hay conformado ese nuevo grupo político de izquierdas, republicano, laico, federalista, horizontal y transparente. Ese partido de presente y de futuro que lucha por una verdadera igualdad, por la paz, por el desarme, por la ecología, por la sostenibilidad, por la defensa a ultranza, de lo social, de lo público y por el bien común: ALTERNATIVA SOCIALISTA (CLIAS).

Analizad detenidamente de entre las opciones que os ofrece el actual espectro político español, no os quepa duda alguna de que podréis encontrar ese grupo humano que necesitáis que coincide en vuestros sueños. Nunca, jamás dobleguéis vuestras sólidas y razonables convicciones, no os rindáis jamás, juntos venceremos ...















martes, 13 de mayo de 2014

NO ES ADMISIBLE EL PUNTO FINAL

Ni la dictadura franquista, ni sus inhumanos métodos aplicados hacia la población vencida y amordazada deberán quedar impunes. Se lo debemos a nuestros desaparecidos y a sus familias, este doloroso período deberá ser enjuiciado, sin dilación alguna, ya.

Se lo debemos a los torturados, a los tan injustamente represaliados, a los enmudecidos, a tantos sentenciados tras burdos aparentes e inaceptables juicios militares sumarísimos, en cumplimiento de una fútil apariencia de legalidad del Estado.

El siniestro cometido de la tétrica Brigada Político-Social, entre 1.956 y 1.975, dejó huellas indelebles e imperecederas en los incontables casos de salvajes torturas infligidas en aquéllos discordantes ideológicos, en aquéllos denodados y jamás abatidos luchadores por la verdad, por la justicia y por la libertad democráticas.

Los cobardes, arcanos, coactivos métodos aplicados por este grupo de desalmados con "patente de corso estatal" a inocentes implicados en muy aleatorias y mercenarias delaciones, no han de quedar impunes. No es, en absoluto, admisible la aplicación de "punto final", ni Ley de Amnistía que valga; deben caer sobre sus titulares (vivos, o ya fenecidos), sobre sus respectivas biografías, el imperdonable e inolvidable repudio social y las condenatorias sentencias, resultantes de un global enjuiciamiento internacional al holocausto franquista y a sus abominables protagonistas.

Por tanto mancillado honor, por tanto desafuero (fusilamientos, torturas, prisión política, exilio, trabajo esclavo, robos de recién nacidos, desaparecidos, depurados) aquélla represión franquista ha de ser pública y judicialmente denostada. No es honesta la ocultación, ni enmascaramiento por más tiempo.

Por ello, en la lucha de la denuncia de tanto horror, nuestra entrañable Buenos Aires recibió el pasado 14 de Abril de 2.010 una querella criminal por delitos de genocidio y/o de lesa humanidad cometidas por el Estado Español entre el 17 de Julio de 1.936 y el 15 de Junio de 1.977.

La suscribían la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y organizaciones de derechos humanos (entre otras, las abuelas de la Plaza de Mayo), y fue la juez Servini quien, en aras a la defensa del principio de justicia universal asumió el caso.

La antigua Dirección General de Seguridad del Kilómetro 0, de Madrid, guarda muy nefastos recuerdos de aquélla época, de cuando la barbarie de la inhumana y laureada nefasta Brigada Político-Social campaba "a sus anchas e impunes cotidianeidades". 

Su máximo Jefe entre 1.963 y 1.975, el Comisario Saturnino Yagüe, falleció -de muerte natural- en 1.978, en Madrid. Roberto Conesa ("Superagente" Conesa) lo hizo en 1.994, exonerado de condena judicial ninguna, ni reproche público.

Manuel Ballesteros (uno de los más despiadados agentes de tan abominable grupo) llegó hasta la Dirección del Gabinete de Información del Ministerio del Interior, con José Barrionuevo y Rafael Vera. Fue condenado en dos ocasiones, por la guerra sucia contra ETA, pero también fue finalmente absuelto por el Tribunal Supremo.

A González Pacheco y por Martín Villa, le fue incluso, concedida la Medalla de Plata al Mérito Policial por su colaboración en la liberación del General Villaescusa (su "meritaje" precedente fue absolutamente obviado). Finalmente, con la Ley de Amnistía de 1.977, se archivaron las diecisiete denuncias por delitos de tortura que recaían en su persona.


La Brigada Político-Social, instalada en la hoy sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, era como se puede colegir, el departamento policial más elogiable, secreto y dotado de los servicios de seguridad del Estado; no en balde sus "insustituíbles" cometidos eran: seguimientos, escuchas telefónicas, control de la correspondencia, detenciones, confiscación  e incautación de bienes, allanamiento y registro de viviendas, y como bien asimilaron de las enseñanzas nazis, la tortura como método recurrente para ampliar la información, o simplemente como forma de castigo; aplicada con impunidad indiscutibe, absoluta, avasalladora; cualquier conducta que pudiera afectar a aquél peculiar "Orden Público" del Régimen Franquista del miedo y la mordaza, convertía a cualquier todavía no ciudadano, en peligroso sospechoso.

Los plazos legalmente establecidos para la detención policial era de un máximo de 72 horas, en muchos de cuyos casos resultaron una pura y mera falacia, y la permanencia en las comisarías, en medio de intimidaciones físicas y morales, de otras vejaciones de diversa índole y de salvajes torturas, podían durar días y días, y hasta semanas enteras en el "loable" intento de someter la más firmes de las voluntades. Todo ello formaba parte intrínseca de las obligadas "diligencias" policiales en nuestro país de aquél triste período de nuestra pasada  historia. Muchas de aquéllas detenciones eran ocultadas, no se registraban oficialmente; ausente la asistencia médica ni letrada, y sin ningún derecho a la defensa.

La tortura constituye, por definición, un crimen estigmatizador que pesa sobre sus propias víctimas, paradógicamente, pues a las vejaciones sufridas se añade el carácter vergonzante de quienes las sufrieron.

Sumado al silencio oficial establecido por el Régimen Franquista, la impunidad de los perpetradores de las torturas suele conllevar, por ende, a aparecer éstos como probos servidores del Estado (en un intento vergonzoso de autojustificación estatal) tal y como hemos comprobado en datos precedentes, en tanto que sus víctimas arrastran a menudo y, en muchos casos para el resto de sus días, el oprobio social, la  merma  de autoestima, y desde luego, la ausencia del merecido reconocimiento y reparación.

No, no debe ser admisible el punto final para esta aberrante y obscena historia, ni mucho menos para sus autores.

Contrarrestar esta insoportable contradicción requiere de la adecuada divulgación histórica, de afirmación social en la memoria reparadora de tamaña injusticia y cómo no, también como ineludible ejercicio de higiene democrática.