lunes, 22 de junio de 2015

DE POLIBIO A MONTESQUIEU, Y VUELTA A EMPEZAR

La teoría de la separación de poderes se acuña en la obra de Montesquieu "Del Espíritu de las Leyes", inspirada a su vez en los tratadistas clásicos, especialmente en la que hace Polibio de la República romana.

La supuesta distribución, individualizada, de las funciones orgánicas estatales para lograr su respectiva independencia (Estado de Derecho) en nuestro país y en pleno siglo XXI, sigue siendo de facto, simple papel mojado ... hasta mohoso diría yo.

Tengo reiteradamente recriminado este permanente incumplimiento en varios airados artículos propios pretéritos, pero es que, sinceramente, me resisto pertinaz e irrenunciablemente a soportar tanta ensoberbecida prepotencia del establishment dominante, este insultante escarnio que se hace del Pueblo a quien, en definitiva y como otras, se debe tan alta Institución.

Por otro lado, también llevo escritos diversos reclamos (más bien premiosos alaridos) a la necesidad de concurrencia participativa de las izquierdas españolas, unidas, en la competitiva arena electoral próxima.

Siempre en ellos reseño mi más prioritario "primum movens": echar de nuestras Instituciones a la eterna y virulenta enemiga del Pueblo -la neoliberal presencia partidaria- que tanto daño y  durante tanto tiempo nos lleva infringiendo a la mayoría ciudadana.

Y precisamente de entre los organismos del Estado destaca la Justicia (en nuestro territorio siempre parcial y clasista), ejemplo sangrante de la ofensiva befa que estos soberanos poderes aplican al Pueblo llano, resignado sufriente de todos sus domésticos despropósitos.

Por otro lado, hemos de reconocerle graves complicaciones añadidas, pues esta específica Institución semeja la "Cenicienta" del cuento. Sus medios operativos arrastran al menos quince años de obsolescencia. Su personal (técnico y auxiliar) es, amén de insuficiente en número, extensamente inapta  en cuanto a capacitación jurídica -el continuo reciclaje se hace imprescindible ...como en tantos otros casos-. Los métodos organizativos dejan bastante que desear, llegando a sugerir hasta parodiables y humorísticas "Oficinas Siniestras" propias de los más afamados comics de pasadas épocas. Las demoras judiciales, eternas,  llegan a resultar insidiosas e insoportables para cualquier Estado moderno, cuando no sospechosamente "interesadas". En cuanto a lo más importante, la moral credibilidad social respecto a su general supuesta equidad, se encuentra en el nivel más bajo de las encuestas oficiales ...¡con toda la razón del mundo!.

Multiplicidad de ejemplos sostienen tal descrédito: Caso Gürtel, Caso Bárcenas, Palma Arena, Caso Noos, Palau de la Música, Caso ITV catalán, Operación Malaya, Eres fraudulentos andaluces, Operación Pokemon, Operación Campeón, Casos Blesa-Rato, Casos familia Pujol-Ferrusola, Operación Púnica ... y algunos más que a mi archivo mental le resultan excesivos.

Es decir, que la incongruencia judicial en España sigue vigente y activa, cuasi maloliente.

Los últimos escándalos publicados al respecto: dos de los jueces nombrados por el PP en el CGPJ juzgarán, finalmente, el Caso Gürtel. Uno de ellos impartió más de una cincuentena de seminarios en FAES -será quien escribirá la sentencia-. La otra jueza (que presidirá el juicio) fue "merecidamente" condecorada por su personal amiga, María Dolores de Cospedal.

La plausible hilaridad entre los implicados en tal "longevo caso" será desternillante, pero lo que sí es seguro es el público insulto a nuestra ciudadanía, al "tan protegido" Estado de Derecho ...a nuestra tan cuidada "Marca España".

Efectivamente, esta es otra de las prioritarias razones para desinstalar tanto manipulador poder de nuestras Instituciones.

¡ADELANTE, ENTONCES, CON NUESTRO PROYECTO DE UNIÓN POPULAR, NO DEBEMOS ESPERAR MÁS!.


domingo, 21 de junio de 2015

DE LOS FRENTES POPULARES

El pretérito "frentepopulismo" político español (que no el bélico) lleva justificando, inapropiadamente, multiplicidad de publicaciones negativas, siempre cargadas de interesados parcialismos, cuando no de personales, o familiares alegatos autodefensivos.

Cualquier somero análisis refleja, palpablemente, que la cruda cronológica sucesión de aquéllos penosos anales muy poco, o nada, tuvieron que ver con la  dinamizadora y política unión popular.

El dramático y cruento episodio guerracivilista no fue, nunca se podrá diagnosticar como etiológico de tan fatal desenlace.

Nuestros historiadores, indígenas o foráneos, deberán finalmente consensuar que simple y llanamente nuestro fratricida enfrentamiento se debió a la violenta y típica caciquil respuesta de los poderosos de entonces -de siempre- que reaccionaron traidoramente en exclusiva defensa de sus personales privilegios, valiéndose, como les es habitual, de las fuerzas fácticas bajo su única influencia (en este caso también, de los rebeldes cuerpos armados -armados precisamente por el Pueblo que seguidamente masacraron).

Traigo tan trasnochadora reflexión a cuento en pro de plasmar la convincente evidencia, el tan intolerable e injusto típico peyorativismo que parece intrínseco a tal definición: "Frente Popular". Trato con esto de desmitificar su injusto oprobioso significado, defendiendo, muy al contrario, su eminente halagüeño horizonte, pleno de esperanzadoras promesas de cambio social.

Y son estos precisos críticos momentos los que nos retrotraen a dichas pasadas epopeyas nacionales. Es ahora cuando entrevemos más cercanos nuestros eternos anhelos transformadores. Hoy tenemos, realmente, el triunfo de  la izquierda al alcance de nuestras desprovistas manos (al real empoderamiento popular, en suma).

Por ello se hace precisa la unión de todos, ninguno de nosotros es  prescindible. Estamos en la obligación de obviar difusas distinciones ideológicas, marginar para después posibles legítimos reconocimientos retroactivos y/o curriculares.

Es esta, en mi opinión, una de las más idóneas ocasiones acaecidas en nuestro ya ancestral penoso devenir, tan infrecuentemente propicia para la consecución de ese tan soñado triunfo popular.

Observadlo, somos ya una innegable mayoría la que os exige, quien os grita por la unidad (sin riesgosas fisuras), la que os reclama la aceptación de un determinado y oportuno "Programa de Mínimos", asumible por todos,  perfectamente viable y común a cualquier ideario progresista, connatural a nuestros respectivos irrenunciables básicos principios  (aún matizablemente distintivos).

Exijo responsabilidad política y de conciencia de clase. Insisto de nuevo, no tenemos ningún derecho a obviar esta tan específica oportunidad histórica.

¡ADELANTE NUESTRO PROMETEDOR FRENTE POLÍTICO POPULAR!.
¡HASTA EL TRIUNFO FINAL!.
¡SALUD Y REPÚBLICA!.


lunes, 15 de junio de 2015

EL ÁNGEL EXTERMINADOR

Históricamente, cada vez que la caciquil y clasista "derechona" española temía por sus derechos de pernada, nos amenazaba con apocalípticas profecías -penosamente eficaces-, cuando no, pasaba a la aún más convincente y cruenta acción directa.

Contaban, entonces, con un muy razonablemente sometido Pueblo llano, eternamente necesitado de justicia, pero también del tan prioritario pan diario.

Las cosas, a su pesar, han variado sustancialmente, al menos algunas, a pesar de que fácticamente persisten bajo su nociva influencia los mayores poderes del Estado (resultándole, ahora, muy insuficiente su disfraz democratizador).

Los bíblicos anunciadores del fin del mundo han perdido crédulos seguidores, han dejado de contar en nuestra contemporánea España; el tenebroso anuncio de inestables cielos ardientes y lluvia de  hambrientas langostas no amilanan, ya, a nadie. Nuestro Pueblo ha madurado, cronológica, y también intelectualmente: "solo un Pueblo culto será un Pueblo libre".

Nuestros conciudadanos hacen oídos sordos, han dejado de temer divinos castigos, no creen caer en lascivos, ni promiscuos pecados si defienden y apoyan esa unión política popular que les intentará proteger de sus eternos enemigos de clase que tanto daño siempre les hizo.

Y deberá ser éste (el tan virulento y visceral miedo neoliberal) la principal "prueba del nueve" que evidencia nuestro acierto, el máximo acicate que nos empuje a continuar, juntos, firmes y convencidos, en impertérrito e incansable avance hacia nuestro irrenunciable objetivo: echar a estos indeseables y perniciosos mercaderes de nuestras Instituciones

Para ello habremos de abrazar y cuidar, todos, la confraterna idea de unión popular. Tendremos que desbrozar ese idóneo camino, alisarle y asfaltarle, dotarle además de las advertencias necesarias que vaya avisándonos de los riesgos existentes a cada paso, que nos facilite y haga posible, efectivamente, el plausible e inteligente tránsito que nos conducirá a la meta final señalada: el inédito y necesario triunfo de la izquierda política española, unida, frente a la eterna sinrazón e insania de los poderosos.

No olvidemos, por tanto, que nuestro acelerado y cargado calendario de trabajo no ha culminado. El curso de este año no nos da respiro. Tenemos que continuar aún un poco más. Enseguida llega la máxima opción para el logro de tan halagüeños propósitos: las elecciones generales; fundamental oportunidad que no debemos desaprovechar ... NO TENEMOS DERECHO.


lunes, 8 de junio de 2015

Y AHORA ¿QUÉ?

Es de suponer nos quedó a todos claro que estas Candidaturas de Unión Popular fueron creadas, tan solo, como meros instrumentos políticos de cara a las recientemente cumplidas elecciones municipales.

Pero también es lo cierto que a ningún analista sagaz se le escapa la potencialidad de tal invento.

El primer  y supuesto único objetivo ha sido superado con creces, sorprendiendo a propios y extraños.

Hasta tal punto esto ha sido así que dicha realidad impone repensarnos, seriamente, la apriorística transitoriedad fundacional.

El "batacazo" bipartidista, hasta ahora imperante, ha sido colosal. Ambos grupos aparentemente contendientes (PP-PSOE) han sufrido muy dolorosamente en sus carnes su respectiva e insoportable clásica prepotencia. El merecido "premio" popular, obtenido en ambos casos, ha hecho tambalear sus otrora firmes cimientos, descolocando y dejando desasistidas diversas aparentes "fortalezas" territoriales de entre su cuasi omnímodo poder precedente.

El premeditado abandono y traiciones diversas del PSOE a los ciudadanos (sus exclusivos y específicos deudos); la dejadez permisiva de este máximo supuesto opositor político hacia las obscenas, reiterativas e increscentes nocivas medidas que el neoliberalismo europeo venía imponiendo a España a través de sus verdugos ejecutores (PP), han deparado este lógico e inevitable brutal "revés" popular -que me gustaría irreversible-.

La consecuencial drástica transformación registrada en el espectro político español nos impone muy diferentes planteamientos estratégicos inmediatos, obliga a un frío, detenido y asentimental análisis.

De otro lado, deberemos también considerar, penosa y muy destacadamente, las enconadas y fratricidas luchas internas, con verdaderas debacles resultantes, en  señeros partidos de la clásica izquierda hispana.

Este tortuoso, inestable, pero igualmente novedoso panorama, y probablemente él mismo, nos ofrece, junto al demostrado desencanto ciudadano, una inmediata oportunidad "de oro" que no deberemos desaprovechar. Tales dificultades partidistas incrementan la fuerza de las candidaturas populares ante los siguientes comicios nacionales.

A la incansable y siempre batalladora izquierda española se nos presenta un favorable momento histórico, a pesar de su evidente actual y motivada desestructuración interna. Un, ahora sí, indicado frentismo popular. Podríamos demostrar, de nuevo, que juntos somos capaces de alcanzar nuestros justos  y ansiados objetivos, que nuestros enemigos de clase tienen motivos ciertos para temer nuestras alianzas, cuando estas son firmes y perdurables.

Tienen razón, claro que la tienen, los "mercenarios voceros" a su servicio, cuando aseguran que la prioridad de la izquierda española es expulsar de las instituciones a estos nefastos impresentables de la manida "derechona".

Está muy bien "orear" las bondades de nuestros apetecibles Programas políticos, dárselos a conocer a nuestros conciudadanos, hacerles partícipes directos de todas las decisiones que les afecten, pero no perdamos el auténtico y más necesario horizonte: para lograr la necesaria "vuelta de tortilla", es preciso primero "echarles"; echarles, sí, y a empellones democráticos, con la legitimidad de los votos (como tanto ellos han aireado, altanera y repetidamente).

Es precisamente por esto por lo que tantos sesudos analistas nos piden pragmatismo político. Que nos resaltan, una y otra vez, esta irrenunciable prioridad, insoslayable definitivamente; no debemos postergarlo más. Ya nos llegarán, después, los tiempos del debate, de posibles y convenientes acuerdos de mayor alcance práctico, de poder, juntos y liberados del monstruo neoliberal inmediato, planificar y poder llevar a cabo comunes ambiciosos planes de cambio social.

Pero de momento, al menor plazo posible, cumplamos con nuestro primer deber: ¡ECHÉMOSLES!.










jueves, 4 de junio de 2015

DIFÍCIL ENCRUCIJADA

... Henos al fin aquí, en la meta de la primera y más espinosa etapa. Henchidos de merecido orgullo superamos aquéllos aparentes insalvables escollos, esa ponzoñosas trampas de nuestro común enemigo, obviamos sus tétricos y tremebundos augures, y hemos dejado en vergonzosa evidencia sus auténticos aviesos y arcanos objetivos.

Para sorpresa de extraños y no tanta de propios, demostramos con el espejo de los hechos, que la fortaleza y el poder de la razón supera amenazas, permite desoir la cobarde, artera y caciquil coacción, y provoca el final desenmascaramiento de los que continúan creyéndose amos de personas y haciendas.

Y es ahora, en estos históricos e inéditos momentos que nos encontramos ante ciertas incalculadas encrucijadas. Por vez primera nos vemos irrumpiendo, con todo el derecho legal y en posesión del más impecable aval democrático, esa tan ansiada arena política, compitiendo de igual a igual con nuestros más enconados enemigos de clase en pro del gobierno consistorial, en aras a ofrecer la tan soñada posibilidad de liberación de nuestros conciudadanos, haciéndoles activamente decisores de sus formas de vida más cotidianas.

Han sido muchos los vecinos que nos han elegido como nuevas y limpias promesas partidarias, nos han preferido destacada y significativamente; nos han responsabilizado en su defensa contra el manido, viejo, desencantante y prepotente bipartidismo español; y nos empoderan, además, para la más inflexible vigilancia y control de sus ya conocidas veleidades de gobierno. 

Es por ello que hemos asumido la obligación de acertar en nuestras más inmediatas decisiones políticas, no nos podemos permitir defraudarles. Los posibles pactos grupales asoman ya por las puertas de la negociación inteligente. Conocemos la general conveniencia de ellos y hasta de su plausible postoxigenado acto de higiene, pero también y por contra, sabemos de los riesgos del desgaste de gobierno (sobre todo cuando estos son compartidos).

Tampoco tenemos derecho a olvidar que el "dontancredismo" (el permanente guardián inmovilista), el exclusivo censor, poco aporta finalmente de propia cosecha; poca, o nula evaluación puede hacérsele, si acaso, el subsiguiente ganado reproche a su inacción, a su estatismo despersonalizado y pasota.

Por tanto, nuestra bandera, nuestro "primum movens", debe ser la absoluta dedicación al mejor servicio de nuestros conciudadanos, debe ir dirigida al más escrupuloso cumplimiento de nuestros conscientes y voluntarios compromisos adquiridos.

Y siendo esto así, y desechando taxativa y visceralmente apoyo ninguno a los representantes de nuestros enemigos de clase, nos restan muy específicas y determinantes opciones.

Es innegable y connatural la resistencia de "nuestras tripas" a caminar junto a los consabidos y sistemáticos traidores pseudoprogresistas, desnaturalizadores genéticos de la más noble filosofía ideológica conocida hasta el presente. Pero por encima de nuestra lógica "indigestión" doméstica, deberá prevalecer la amenaza real, viva, voraz y cainita de nuestro más enconado rival, el PP; el cual, desde lustros ya, viene depredando, arrasando a nuestros inermes pueblos, aplastando cualquier conato de protesta ciudadana con sus leyes a medida que blindan y protegen sus aberrantes intereses económicos y de casta, a costa de los socialmente más desfavorecidos.

Habremos de reconocer entonces que a muy difícil encrucijada de caminos hemos arribado. Es ahora, en estos específicos momentos, cuando la coherencia más inteligente ha de imponerse. El interés colectivo ha de imperar sobre los más razonables sentimientos humanos.

Nuestras apetencias anímicas deberán subordinarse al objetivo mayor (que el árbol no nos impida ver el bosque). Estamos presos de nuestras electas obligaciones: no tenemos derecho a defraudar a nuestro Pueblo.

Tomemos, entonces, aire; desnudémonos de todo prejuicio; estudiemos sosegadamente el "campo de batalla". Finalmente, preguntémonos que preferirían nuestros vecinos: ¿limpieza de sangre, o eliminación de sus verdugos?..., o ¿tal vez deberemos preguntárselo a ellos? ...








martes, 2 de junio de 2015

¿HASTA CUÁNDO LA LEY AL SERVICIO DEL PODER?

Leo, una vez más abochornado, que nuestro excelso Tribunal Constitucional anula la ley, andaluza en este caso, que habría permitido la expropiación de viviendas a la ya felizmente saneada (a costa de nuestras costillas) Banca española.

Este omnipotente y "justiciero" -que no justo- Tribunal Constitucional ha aceptado, como es habitual, el recurso de nuestro amado, preemérito ya, Gobierno neoliberal, para proteger los legítimos derechos de nuestros desamparados bancos, por considerar que tal disposición legal autonómica invade competencias que les son exclusivas al Estado, y porque restringe el derecho de propiedad.

Sin embargo no todos los componentes del "magnánimo" TC están de acuerdo con tal sentencia deslegitimadora. Entre otros miembros de tal Institución, su propia Vicepresidenta, Adela Asúa, manifiesta: "No se argumenta porqué la medida andaluza puede poner en riesgo el correcto funcionamiento del mercado hipotecario, ni en qué grado conlleva a una desprotección, o una reducción de la protección dispensada por el Estado a los colectivos desfavorecidos".

Para Asúa, "el hecho de que una comunidad autónoma, en el ámbito de sus competencias, haya optado por su propia solución normativa frente a un determinado problema es expresión del principio de autonomía".

A juicio de dicha Vicepresidenta, lo contrario (la referida sentencia) es ciertamente  preocupante: "se da por bueno que el Estado pueda imponer, de modo excluyente, la solución de un problema social, o económico, como expresión de las bases de la planificación económica, cerrando el paso a que las comunidades autónomas puedan establecer sus propias medidas al respecto", lamenta.

Es decir, que en este como en tantos desafortunados casos ("por fas, o por nefas"), la Justicia española se sigue inclinando -como nos es histórico- por el prioritario, cuando no exclusivo, servicio al poderoso.

Estos ancestrales y abusivos despropósitos sociales serían, "de natura", perfectamente solubles de contar con un auténtico Estado federal, es decir, tras la proclamación de la III República Federal española ...¡AMÉN!.